El regreso de los animatrónicos divide a la crítica y una joya zombi para recordar
El panorama del cine de terror comercial vuelve a agitarse con uno de los estrenos más esperados de la temporada. Han pasado ya dos años desde que la franquicia Five Nights at Freddy’s diera el salto de las consolas a las salas de cine, logrando asustar —y sobre todo entretener— a una legión de seguidores. Ahora, la secuela aterriza finalmente en la cartelera este 5 de diciembre, con la directora Emma Tammi retomando los mandos para expandir este universo de mascotas malditas. La gran promesa de esta segunda entrega es elevar la apuesta, y para ello han introducido a un nuevo antagonista: The Marionette, una figura que promete ser mucho más inquietante que sus predecesores de felpa.
Luces y sombras en la pizzería encantada
La pregunta que ronda la cabeza de todos es si esta segunda parte cumple con las expectativas, tanto las del fandom acérrimo como las del público general que busca un buen susto. Las primeras reacciones de la prensa especializada sugieren que los seguidores de la saga saldrán de la sala con una sonrisa, aunque ciertas decisiones narrativas podrían dejar a más de uno rascándose la cabeza. La crítica coincide en que la película es más ambiciosa, con un notable salto en los valores de producción, pero no termina de cuajar en cuanto a la historia y la tensión.
Según apuntan desde Bloody Disgusting, la cinta se siente menos como una película cohesionada y más como una sucesión de fan service, huevos de pascua y guiños al lore del videojuego, todo ello sostenido por una trama que a veces resulta desconcertante. Sin embargo, no todo es negativo. Voces como la de Cole Groth en FandomWire aseguran que Scott Cawthon ha sabido mantenerse fiel a los leales de la saga, mejorando en casi todos los aspectos y creando una de las películas de terror para adolescentes más sólidas de los últimos tiempos. Incluso se destaca la incorporación de The Marionette, descrito por Mark Kennedy de Associated Press como una criatura verdaderamente perturbadora, con una máscara de mejillas sonrosadas y extremidades alargadas que contrastan con los animatrónicos de ojos grandes y pajarita que ya conocíamos.
Un reparto con sabor a nostalgia
Uno de los puntos que, curiosamente, ha generado consenso es el casting, que parece una fiesta de 1999. La película juega la carta de la nostalgia trayendo de vuelta a Matthew Lillard en el papel de Afton mediante flashbacks, acompañado por su compañero de Scream, Skeet Ulrich. Pero la guinda del pastel para muchos es la aparición de Wayne Knight, el inolvidable Newman de Seinfeld y el informático de Parque Jurásico, interpretando al Sr. Berg. A pesar de este despliegue, críticos como Owen Gleiberman de Variety no han tenido piedad, calificando el filme como un slasher sobrenatural de una «torpeza asombrosa». Parece que, si bien los adolescentes se lo pasarán en grande, los puristas del horror no encontrarán aquí el terror visceral que quizás buscaban.
Una alternativa zombi en el archivo
Mientras la cartelera se llena de animatrónicos, es un buen momento para echar la vista atrás y rescatar del archivo otra propuesta que intentó mezclar el humor, la amistad y el terror, aunque con resultados de taquilla muy diferentes. Hablamos de A la mierda con los zombis (titulada originalmente Scouts Guide to the Zombie Apocalypse), una cinta estrenada el 23 de octubre de 2015 que, al igual que el estreno de esta semana, buscaba ese equilibrio complicado entre la risa y el grito. Dirigida por Christopher Landon, la película nos presentaba a tres exploradores —Ben, Carter y Augie— en la víspera de su último campamento.
La premisa de esta cinta estadounidense era sencilla pero efectiva: estos tres amigos descubren el verdadero significado de la lealtad cuando deben unir fuerzas para salvar a su pueblo de un repentino brote zombi. A diferencia de la maquinaria de marketing de Five Nights at Freddy’s, esta producción contó con un presupuesto de 15 millones de dólares y tuvo un paso por taquilla bastante discreto, recaudando prácticamente la misma cifra, unos 14,8 millones. Con una duración de 95 minutos, la película se ha convertido con los años en una curiosidad para los amantes del género que disfrutan viendo a personajes improbables convertirse en héroes a la fuerza, recordándonos que el cine de terror juvenil, ya sea con robots o con muertos vivientes, siempre tendrá un hueco en nuestras pantallas.









